Los gobiernos locales son esenciales para promover, cumplir y respetar los derechos humanos, por la proximidad con la ciudadanía y por su presencia a nivel comunitario. Gracias a esta cercanía, tienen la capacidad de movilizar a la sociedad civil, conocer sus necesidades y trabajar para que sus derechos sean garantizados.
Asimismo, los gobiernos locales tenemos las competencias propias o compartidas con otros niveles de gobierno para incidir directamente en la garantía de estos derechos (educación, medio ambiente, urbanismo, vivienda, espacio público, cultura, etc.). Mediante la cultura, el deporte y la educación, así como la construcción de una memoria colectiva, podemos cohesionar la sociedad y promover los derechos humanos para toda la ciudadanía.
Tenemos pues, la responsabilidad y las competencias para ofrecer servicios públicos que nos ayuden a avanzar hacia un modelo de ciudades sostenibles y socialmente inclusivas, que promuevan la igualdad y combatan la discriminación, mediante la protección y promoción de los derechos humanos.
La proximidad con la ciudadanía facilita la participación a la hora de definir estrategias de ciudad compartidas que nos permitan avanzar hacia territorios más sostenibles e inclusivos. En Granollers impulsamos un proceso de co-creación para elaborar, implementar y evaluar el Plan estratégico Granollers 2030 que definió la estrategia de ciudad para los próximos años. Este plan estableció 3 misiones y 15 hitos que inciden en tres ámbitos interrelacionados entre ellos: la salud del entorno y del planeta, dar oportunidades a las personas para desarrollar su proyecto de vida, y no dejar a nadie atrás garantizando su bienestar y derechos.
Asimismo, estas misiones tienen como base los principios de la equidad, la justicia social, la democracia y la sostenibilidad en sus tres vertientes (económica, social y ambiental) y, por ende, los derechos humanos, que se consolidan como el marco para guiar la acción estratégica de Granollers.
Con el fin de dar cumplimiento a estos compromisos, se están impulsando proyectos integrales alineados con los derechos humanos y que, en la medida de lo posible, incorporan una vertiente innovadora para encarar los retos globales desde el ámbito local.
Por otro lado, como ciudad firmante de la “Carta europea de salvaguarda de los derechos humanos en la ciudad”, Granollers aplica la visión de Derechos Humanos en todos sus programas. Programas de civismo y fomento de la convivencia y de mediación comunitaria. La educación para la justicia global, la mediación comunitaria. Aplicando las guías de contratación pública responsable. Garantizando la transparencia de la acción pública. También desde
educación, con la visión de ciudades educadoras, en la que la educación trasciende los muros de la escuela para impregnar toda la ciudad. Haciendo un urbanismo que fomente el intercambio y la convivencia, con espacios públicos seguros y accesibles y acercando los equipamientos públicos a todos los barrios. Con el fomento de la cultura, entendida como un derecho esencial y un bien común.
Por todo ello, los derechos humanos brindan un marco necesario y también útil para avanzar hacia un modelo de ciudad sostenible e inclusiva.
Para Granollers, unirse a la campaña es un paso natural para avanzar en el compromiso que tenemos como ciudad en el respeto y la promoción de los derechos humanos. Lo entendemos también como una responsabilidad para fortalecer las alianzas entre gobiernos que promueven los derechos humanos.
La institucionalización de este compromiso facilita la difusión de estas prácticas en otros contextos y a diferentes escalas de gobierno. Asimismo, es una oportunidad para dar valor a la voluntad que tenemos como ciudad para contribuir al cumplimiento y a la promoción de los derechos humanos y la paz. Ser uno de los primeros actores en firmar la campaña, nos permite dar visibilidad a nuestro compromiso, motivar a otros municipios a dar el mismo paso, y a hacer que la ciudadanía se sienta partícipe de ello.
La educación, la cultura y el deporte son herramientas para la cohesión social, que promueven la cultura de paz y el respeto a los derechos humanos. En Granollers, la memoria histórica es el punto de partida, un elemento clave para impulsar la cultura de paz y el fortalecimiento de la democracia. La memoria del bombardeo que sufrió la ciudad durante la Guerra Civil española nos ha llevado a construir un proyecto de ciudad de paz, que abarca desde el trabajo comunitario hasta los proyectos de cooperación internacional. Poniendo un especial acento en el ámbito educativo y en la recuperación de las memorias de las personas que habitan la ciudad para crear cohesión, sentimiento de pertinencia y contribuir al entendimiento entre culturas. Las memorias de los tiempos de guerra, de la dictadura, de lucha antifranquista, del trabajo en las fábricas, o las memorias de las numerosas personas venidas de distintos territorios y que han hecho de Granollers su casa.
Granollers forma parte del proyecto “Ciudades Defensoras de los Derechos humanos” junto a otros 28 ayuntamientos y 9 entidades implicadas en su defensa y promoción. Desde el año 2013, el programa organiza actividades anuales para dar a conocer la labor de las activistas y para concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de la defensa de los derechos humanos y el apoyo internacional a sus causas.
Desde 2008, el programa de educación para la justicia global “Granollers, ciudad abierta a la paz” (áreas temáticas: memoria y educación en derechos), liderado desde el Centro de cultura de paz, adopta también la perspectiva de los derechos humanos y cubre todas las etapas educativas (primaria, secundaria y bachillerato). Con él, se asegura que todos los niños y niñas y jóvenes escolarizados en todos los centros educativos de la ciudad, participen en cada una de las etapas por lo menos en una actividad vinculada a la educación para la justicia global con enfoque de derechos humanos.
En esta línea, en 2025 se ha impulsado el proyecto internacional “Conduciendo los jóvenes hacia la democracia”: ocho jóvenes de Granollers han participado en un intercambio con personas en edades similares de las ciudades de Yprès (Bélgica) y Dunkerque (Francia) para reflexionar sobre memoria, democracia y construcción europea.
Por otro lado, Mayors for Peace (áreas temáticas: cultura de paz), es una red de ciudades que trabaja con instituciones y sociedad civil para fomentar la cultura de paz, promover el desarme y, especialmente, la eliminación de las armas nucleares. La promoción de sociedades pacíficas e inclusivas genera cambios significativos en el conjunto de valores, actitudes y comportamientos de la ciudadanía, poniendo en relieve la importancia de los derechos humanos, el rechazo hacia la violencia y la asimilación de principios como la democracia, la solidaridad, la justicia social o la interculturalidad. Granollers lidera la red catalana y europea, promoviendo las alianzas por la paz.
En el marco de esta red, una joven de Granollers (es la quinta) ha viajado a Hiroshima para participar en la conferencia que reúne a jóvenes de todo el mundo para reflexionar sobre los bombardeos atómicos que sufrió la ciudad japonesa en el marco de la Segunda Guerra Mundial, y sobre cómo trabajar conjuntamente para promover la paz mundial.
Por último, el año 2025, en el marco del Fòrum Català per la Pau, Granollers como ciudad que coordina la Red de Alcaldes/as por la Paz impulsó, junto con Fondo Catalán de Cooperación al Desarrollo y la Diputación de Barcelona un trabajo para identificar las políticas locales que contribuyen a la construcción de paz. Algunos ejemplos de estas actuaciones fueron: promover campañas contra discursos de odio, crear redes de detección precoz y protocolos de respuesta frente a las situaciones de discriminación y violencia, consolidar los servicios de atención a personas migradas y de mediación ciudadana, introducir la perspectiva de “paz” en los proyectos urbanísticos y culturales, impulsar la cooperación internacional y repensar los servicios de seguridad.
Este Foro, y el proceso de trabajo que lo enmarca, es un ejemplo del fortalecimiento de la colaboración institucional y del papel que tienen los gobiernos locales en las políticas públicas de paz y convivencia, y de acción exterior. Y, al mismo tiempo, reconoce que hacerlo supone una oportunidad para la integralidad y la coherencia de las políticas locales.