Ubicado en el departamento de la Drôme, en Francia, el pueblo de Saillans (1251 hab.) ha puesto en marcha desde 2014 una nueva experiencia de democracia a nivel local. Esta se fundamenta en tres conceptos : transparencia, a efectos de lograr un mejor acceso a la información pública; colegialidad en el marco del equipo municipal, para evitar el acaparo del poder; y participación de los ciudadanos en la co-construcción del proyecto comunal.
Para saber más acerca de la experiencia de Saillans hemos entrevistado al alcalde Vincent Beillard, en ocasión de la Conferencia del Observatorio Internacional de la Democracia Participativa que tuvo lugar en junio pasado en Montreal.
¿Puede hablarnos de la experiencia de Saillans y de su equipo municipal?
Al principio éramos un colectivo de ciudadanos que se sentía un poco harto de la gobernanza del antiguo alcalde, dirigiéndolo todo a su modo sólo con la ayuda de algunos concejales. Nosotros decidimos hacer las cosas de un modo distinto. Se trataba de ubicar la transparencia en el corazón del proyecto. Este es uno de sus pilares fundadores, junto con la participación ciudadana. Hemos cambiado completamente el modo de gobernar, invirtiendo la pirámide para ubicar los ciudadanos en el centro del debate, de la co-construcción y la gestión de los proyectos comunales.
Gobernamos de una forma colegial. Aunque yo ejerza el rol de alcalde, trabajamos en binomios de electos para evitar casos de acaparo de poder. Todas las decisiones se toman, en la medida de lo posible, por un consenso máximo entre nuestros 12 electos más 1 electo de la oposición que se nos ha sumado (mientras 2 siguen en la oposición).
¿Cómo implementáis esta colegialidad y participación de los habitantes para co-gestionar el pueblo?
Hemos ido un poco a tientas. Al principio teníamos poca material al respeto, por lo que ha sido gracias a talleres surgidos de la educación popular que hemos podido desarrollar herramientas. Por el momento disponemos de dos herramientas, y actualmente estamos trabajando en otros métodos como el panel ciudadano aleatorio.
Sin embargo, las principales herramientas puestas en marcha en los últimos años son las comisiones temáticas, que corresponden a las competencias de las que dispone nuestro municipio. Estas tienen lugar una vez al año, lo que nos permite hacer balance a un año vista, al mismo tiempo que ver las perspectivas, los problemas y las soluciones que podemos aportar al pueblo. Una vez establecido esto, llegamos a priorizar con los habitantes sobre votos ponderados.
Así que estos están obligados a tomar decisiones. Una vez que estas opciones son priorizadas, se convierten en "Grupos de Acciones de Proyecto" que son autónomos. Cada ciudadano es nuevamente invitado a trabajar concretamente en proyectos hasta su final.
¿Así que implicáis los habitantes en todo el ciclo del proyecto, evaluación incluida?
Hemos realizado una evaluación. Un 24% de la población ha participado durante el primer año. Ahora menos, dado que durante los últimos 3 años hemos trabajado mucho sobre la fase de decisión y ahora nos encontramos en la de realización.
¿Nos puede describir brevemente un o dos proyectos que hayan sido puesto en marcha en el marco de las comisiones?
Somos un pueblo pequeño. No debéis esperaros grandes proyectos, sabiendo que tenemos obligaciones estatales que nos obligan a realizar inversiones bastante fuertes, lo que tiene consecuencias sobre el presupuesto. Efectivamente, calculamos que esta parte de la inversión representa un 70% del total. Así, nos quedamos con un 30%. Especialmente, las inversiones que son obligaciones estatales tratan de saneamiento, seguridad y mantenimiento de edificios.
Por nuestra parte, nos hemos concentrado en mejorar la iluminación nocturna del pueblo. Ahora apagamos nuestro pueblo por la noche, de un modo inteligente. Hemos definido con los ciudadanos diferentes períodos y temporadas. Así, el grado de iluminación depende de la temporada de invierno, de la temporada turística, del distrito o del centro de la ciudad, del fin de semana ... Gracias a este proyecto, la iluminación se gestiona de manera más eficiente (10.000 € de ahorro por año), además que podemos disfrutar al levantar la cabeza y encontrar encima de nosotros un cielo estrellado.
Otra iniciativa es el parque público. Antes teníamos un parque al que no le dábamos apenas utilidad. Nos reíamos de él, diciendo que se parecía a un jardín de la antigua URSS con un par de columpios para niños que ni ellos utilizaban. Se organizó una consulta con los ciudadanos asociando a los niños de las escuelas para identificar en qué espacios querían invertir. Se previó una suma, pero en vista de la calidad de los proyectos propuestos por los habitantes esta se duplicó, así como la superficie. Hoy puedo ver el jardín desde la ventana del ayuntamiento y parece mucho más animado.
¿Cuáles son, según usted, los desafíos de esta “co-gestión”?
Para nosotros, el gran desafío de la participación es permitir incorporar los excluidos de la participación. En este momento tenemos una ventaja, que es la revisión del plan local de urbanismo. Con esto, trabajamos con un gabinete dándonos apoyo en materia de participación. Tenemos pocos medios en términos de ayuntamiento, por lo que vamos acumulando mucho cansancio por los esfuerzos que supone trabajar de esta manera.
En tres años hemos realizado 174 reuniones público. Esto requiere de mucha implicación. El hecho de trabajar sobre el Plan de Urbanismo da también a los ciudadanos una visión más amplia sobre cuestiones de medio ambiente, movilidad, suelo, preservación de la tierra agrícola y diversidad del hábitat… Con talleres completamente nuevos en términos de participación, muy variados, durante el fin de semana, entre semana, al atardecer.