A medida que la COVID-19 se consolida o azota nuevas regiones del planeta, también lo hace la grave crisis social que le acompaña - una crisis que, en muchos modos, parte de unas causas estructurales anteriores a la pandemia. Muchos sistemas nacionales de protección social han mostrado límites para hacer frente a esta situación, generando una movilización inédita entre muchos gobiernos locales y regionales, quienes han mostrado su capacidad de adaptación y puesta en marcha de medidas efectivas e innovadoras. Este es el caso del Gobierno de Pichincha, que ha liderado importantes medidas de atención social y salud pública. Su Prefecta, Paola Pabón, comparte en esta entrevista la experiencia de su territorio, así como sus propuestas para la nueva normalidad - incluyendo soberanía alimentaria, igualdad de género y cooperación transnacional. Esta entrevista ha sido posible gracias a la colaboración con CONGOPE - Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador y el Foro de Regiones de CGLU.
Gobernanza territorial y acción pública en el contexto del COVID-19: El nivel regional se adapta y toma la iniciativa frente a la pandemia
También en el Ecuador la acción de los gobiernos locales y regionales ha sido clave para frenar la expansión de la pandemia y contener la crisis social que esta ha provocado, según la Prefecta Paola Pabón. Este liderazgo ha tenido que desarrollarse además “en el contexto de un presupuesto nacional de salud y atención médica que había sido disminuido antes de la crisis” en paralelo a las obligaciones de pago de la deuda externa, y donde ya “se venía reclamando inversión en personal y suministros desde hacía tiempo”. Según la Prefecta “esta crisis nos devuelve a lo básico, que es primar la garantía de la alimentación y la salud”, al mismo tiempo que destaca que “la crisis pone en evidencia los efectos adversos de mercantilizar un derecho como la salud”.
Frente a estas carencias, los 3 niveles de gobierno subnacional del Ecuador han destacado por su presteza y toma de iniciativa. Según la misma Prefecta, el nivel municipal realizó por ejemplo importantes funciones de mantenimiento de prestación de servicios públicos (como suministro de agua o recolección de residuos sólidos), mientras que el nivel parroquial desarrolló labores de desinfección de los espacios públicos y comunicación.
« Dado que el mundo no va a ser el mismo, necesitamos contar con espacios de reflexión junto a otros gobiernos locales y regionales. Estos deberían permitirnos buscar formas para que la vuelta a la normalidad no implique una vuelta a la violencia contra las mujeres, a la inacción frente al cambio climático o a la mercantilización de la sanidad. El derecho a vivir una vida libre de violencia, a la alimentación y a la igualdad… deben ser el nuevo paradigma en el mundo que viene »
Paola Pabón, Prefecta del Gobierno Provincial de Pichincha
Según la Prefecta, la crisis está reafirmando el rol de los actores públicos como responsables de llevar a cabo políticas que protejan a todo el mundo y aborden las desigualdades estructurales y las necesidades de los que más la sufren. En este sentido, gobiernos como el de Pichincha supieron aprovechar de la involucración de la sociedad civil e integrar iniciativas de solidaridad cívica emergentes de parte de varios actores sociales y económicos en la forma de políticas públicas. Según la Prefecta, estos ejemplos exitosos de cooperación con actores sociales y fundaciones han permitido reforzar la efectividad de las acciones de ambos actores, aprovechando también sus experiencias previas y generando cohesión y confianza mutua.
El modelo de la Provincia de Pichincha se desarrolla en cuatro ejes: Informar, prevenir, cooperar y proteger
“Estos cuatro ejes - informar, prevenir, cooperar y proteger - han definido el rol del Gobierno Provincial a lo largo de estos meses de pandemia” destaca la Prefecta Pabón a lo largo de la entrevista, al mismo tiempo que clarifica que el éxito de estas acciones no se entiende sin el buen nivel de cooperación con el nivel de gobierno local y parroquial. Sólo en el caso de las labores de información y prevención, la Provincia puso en marcha 72 puntos de información repartidos por todo el territorio; “en marzo la gente pensaba que el coronavirus era algo que sólo pasaba en Asia, y ya teníamos que llamar la atención sobre la necesidad de lavarse las manos y tomar prevenciones de distanciamiento”. La Prefecta destaca cómo esta campaña permitió frenar el ritmo de contagios en el medio rural, donde “la campaña de prevención fue muy importante”.
También en el ámbito de la atención médica se realizaron importantes acciones de parte del nivel provincial y en coordinación con el ministerio de salud. La Provincia cuenta con su propio brazo de salud, Pichincha Humana, que fue precisamente reforzado antes de la crisis. En concreto, la provincia avanzó hacía la homologación salarial entre el personal médico de la prefectura y la media nacional. Esto ha permitido atraer más profesionales al territorio, siendo más atractivo ejercer en la Prefectura. El nivel provincial y parroquial también coordinaron la entrega de suministros médicos y material de protección. La misma Prefecta Pabón quiso destacar en este sentido la necesidad de redoblar las medidas de protección del personal médico, con atención también al personal administrativo y auxiliares de enfermería, quienes son normalmente desatendidos en estas discusiones.
El eje de seguridad y soberanía alimentaria ha sido, según la Prefecta, una de las principales prioridades de la provincia, habiendo distribuido unas 16.000 canastas alimenticias para los hogares con dificultades económicas a consecuencia de la crisis. Este programa tuvo, según la Prefecta, dos efectos positivos “el primero, lograr que todo el mundo se quede en casa en el período de pico de contagios; el segundo, apoyar los productores de la provincia, a quienes compramos la mayor parte de los productos”. El programa de Pichincha anticipó y empezó a poner remedio a la potencial crisis económica que se avecinaba, sabiendo que esta se cebaría por ejemplo en aquellos campesinos incapaces de comercializar su producción diaria en los mercados y centros de distribución del territorio. Según la Prefecta, “creamos una red efectiva de distribución que permitiera dinamizar la económica local en base a circuitos de comercialización de proximidad, populares y de solidaridad”.
La Prefecta Pabón concluye su reflexión sobre las prácticas puestas en marcha en Pichincha destacando el ámbito de la protección de los derechos de la mujer. Pabón menciona como hace apenas 3 meses el gobierno provincial tuvo que decidir si cerrar o adaptar el Centro de Protección Integral de Derechos inaugurado pocas semanas antes del inicio del confinamiento, y que estaba centrado por entonces en temas de salud sexual y reproductiva y de protección a víctimas de violencia de género. “Decidir adaptar los servicios del Centro fue una decisión que está permitiendo salvar la vida de muchas mujeres durante estos meses” destaca la Prefecta. Así, se pusieron en marcha nuevas líneas de atención telefónica a víctimas, así como protocolos con la policía nacional que permiten a las víctimas escapar de su agresor vía procedimientos seguros (utilizando códigos específicos que no llamen su atención, como en el procedimiento de solicitar una “Canasta Roja”). La Provincia trabaja con organizaciones sociales para habilitar una red de alojamientos de emergencia para víctimas.
Una crisis de modelo global; una oportunidad para reinventar nuestro entorno mediante la acción territorial
“La pandemia ha evidenciado que los modelos capitalistas y los estados neoliberales están incapacitados para dar respuesta a la emergencia”. Si bien la entrevista con la Prefecta Pabón ha servido para compartir numerosos ejemplos de políticas puestas en marcha durante estos meses, también ha destacado por su análisis estructural de la crisis.
A nivel global, la Prefecta detecta un momento de disyuntiva donde “nos enfrentamos a varios dilemas como sociedad. Uno es si vamos a fortalecer los lazos de integración entre sociedades o vamos a ver un auge de los nacionalismos. Otro, relacionado, si trataremos la salud pública desde una verdadera coordinación global o optamos por políticas aisladas que ya han demostrado ser ineficaces”.
En el caso de América Latina, y según la Prefecta, es necesario estudiar el virus de manera integral y avanzar hacia una mayor integración regional que permita mejor coordinación en el futuro. “Integración en torno al derecho a la salud, a la educación y la innovación científica para proteger a nuestros pueblos”.
Según la Prefecta, para garantizar los derechos de forma efectiva es necesario apoyar la descentralización. Se trata de una forma efectiva de abordar las desigualdades territoriales, mejorar la prestación de servicios públicos y velar por el derecho a la alimentación de la mano del desarrollo económico local.
En Pichincha, la estrategia de reactivación económica pasa por un programa ambicioso de siembra de alimentos, apoyo a pequeños productores y establecimiento de nuevos canales de distribución y comercialización en la línea de construir soberanía alimentaria. En el conjunto de la economía el gobierno ya está ultimando su estrategia de vuelta a la normalidad, prestando atención a las necesidades de colectivos en mayor riesgo de vulnerabilidad. Las nuevas redes de soberanía alimentaria, economía popular y finanzas puestas en marcha por la provincia van en la línea de ofrecer apoyo en este sentido.
Las reflexiones de la Prefecta Pabón también destacan como, “dado que el mundo no va a ser el mismo, necesitamos contar con espacios de reflexión junto a otros gobiernos locales y regionales”. En estos espacios, Pichincha desea defender la centralidad de los servicios públicos y la acción territorial para que “la vuelta a la normalidad no implique una vuelta a la violencia contra las mujeres, a la inacción frente al cambio climático o a la mercantilización de la sanidad: El derecho a vivir una vida libre de violencia, a la alimentación y a la igualdad… deben ser el nuevo paradigma en el mundo que viene”.