La gestión de la vida pública en el mundo local, y en especial en la ciudad, se ha convertido en un elemento central en la prevención de vulneraciones de derechos humanos y en su garantía. Los objetivos de cualquier política pública que llevan a cabo los gobiernos locales, así como las decisiones y actividades relacionadas con dicha política, deben estar alineados con la promoción de los derechos humanos en su municipio. Las desigualdades son evitables y no las podemos asumir ni normalizar. El hecho de entender las desigualdades como consecuencia de una vulneración de derechos humanos nos interpela directamente como Administración y nos lleva a buscar la raíz de los problemas para encontrar políticas transformadoras que amplíen el disfrute de los derechos.
Hoy la ciudad experimenta las mismas contradicciones del mundo en que vivimos, donde se reflejan realidades como la pobreza, el paro y la falta de acceso a la vivienda. Es importante tener presente que estas desigualdades no son un hecho coyuntural, sino una realidad consolidada que define la vida cotidiana de la gente en nuestra ciudad.
En un mundo en el que las ciudades están adquiriendo protagonismo como actores internacionales, se reivindica el papel de los gobiernos locales como defensoras de derechos humanos. Este papel de garante se consigue con la planificación y el despliegue de políticas públicas de prevención de vulneraciones de derechos.
Seguir profundizando en el histórico compromiso Barcelona con la garantía real de los derechos humanos en la ciudad, con especial énfasis en la lucha contra el racismo estructural, como barrera para el acceso de muchas personas a los derechos. Profundizar y crear nuevas alianzas internacionales de defensa de los derechos humanos a nivel municipalista.