Hace ya varios meses que la epidemia del COVID-19 está afectando con mayor o menor intensidad a casi todo el mundo. Durante este tiempo, los gobiernos locales han estado desarrollando políticas de respuesta a los impactos de la crisis social y económica causada por la pandemia. Por ejemplo, se están implementando políticas de atención a grupos en situación de vulnerabilidad, además de nuevas medidas de protección de derechos fundamentales. Previo a este tiempo de pandemia, la Ciudad de México ya puso en marcha un avanzado sistema de protección de los colectivos más vulnerables, que, aunque se haya visto puesto a prueba ahora como consecuencia de la pandemia, está jugando un papel más importante que nunca en la protección social de los más vulnerables. Jaime Morales es el Subsecretario de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad de México, y ha compartido en esta entrevista varios aprendizajes realizados por su ciudad en este tiempo, así como un análisis de las consecuencias de la crisis y las perspectivas de futuro desde una perspectiva de derechos humanos.
Ciudad de México, Ciudad de Derechos: Atendiendo distintas formas de vulnerabilidad y desigualdad
La atención a las poblaciones prioritarias ha marcado el trabajo diario del departamento del Subsecretario Morales desde el inicio de la crisis del COVID-19. Según relata, la institucionalidad y atención específica que se dedica a las poblaciones prioritarias en la ciudad ―como las personas en situación de calle, trabajadoras sexuales y adultas mayores― ha sido clave para evitar un drama social mayor como consecuencia de la crisis. Esta institucionalidad parte del proceso constitucional que culminó en la ciudad en 2017, y que dotó a su gobierno de un nuevo marco normativo desde donde desarrollar acciones en favor de los derechos humanos.
La estructura de bienestar social creada a raíz de este proceso ha permitido que el gobierno de la ciudad cuente, en el contexto actual, con un marco institucional desde el cual se realiza una política de atención social. Según el Subsecretario, “esta infraestructura reforzada en la nueva administración, no ha tenido que adaptarse demasiado ante este nuevo contexto; contar con ella de antemano ha permitido que la emergencia no nos agarre por sorpresa”. Morales destaca, sin embargo, que hay partes del sistema de bienestar en su conjunto que sí que están sufriendo más con la crisis, como en el caso del sistema de salud.
Como en el caso de muchos otros gobiernos locales, para la Ciudad de México ha sido sumamente importante contar con datos fiables que permitan identificar las necesidades de los residentes más vulnerables. El gobierno ha venido coordinando desde hace tiempo un censo de la población adulta mayor, y ahora también dedica recursos a mantener la comunicación con este colectivo (sobretodo si se trata de un adulto mayor viviendo solo). Esta información permite que el gobierno pueda comprar, en ciertos casos, la despensa y medicamentos de estas personas, distribuyendolos en sus casas, protegiéndolas de potenciales contagios y mitigando parcialmente los efectos del aislamiento social.
Otro aspecto donde el acceso a datos es sumamente importante es el de la informalidad y, más específicamente, referente a la población que se dedica a la prostitución. El Subsecretario compartió los retos a los que esta población tiene que hacer frente como consecuencia del confinamiento ―como la expulsión de su alojamiento, muchas veces en cuartos alquilados en hoteles, o la pérdida de ingresos ― lo que reveló un número mayor de potenciales beneficiarios de los servicios sociales del gobierno. La Secretaría de Inclusión y Bienestar Social puso en marcha soluciones de emergencia en este sentido, cubriendo necesidades como el alojamiento y la alimentación, a pesar de que la situación legal de la prostitución haga siempre difícil canalizar estas ayudas.
« Esta crisis representa una toma de consciencia y nos obliga a repensar nuestro trabajo en el ámbito de la atención social. Al mismo tiempo, también muestra que el resurgir de la ciudad, la ciudad democrática y de derechos, está al alcance de nuestra mano »
Jaime Morales, Subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad de México
Violencias domésticas: Aspecto clave de las respuestas a la crisis del COVID-19
El Subsecretario Morales destaca que el confinamiento ha “puesto una lupa muy grande sobre las violencias intrafamiliares”, y que hay mucha más sensibilidad por parte del conjunto de la población dado que ahora todo el mundo ve o escucha lo que pasa en casa de sus vecinos en todo momento. Sólo en la ciudad capitalina se calcula un incremento de 37% respecto a las denuncias por violencia en el ámbito doméstico, lo que ha llevado al gobierno a lanzar medidas excepcionales alrededor del programa “No Estás Sola”, estrategia del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México. Según el Subsecretario, si bien es cierto que este tema ha venido ganando atención pública y mediática durante el confinamiento, no lo es menos que “las mujeres trans, las poblaciones LGBTTTI y los niños, niñas y adolescentes también está siendo agredidas en sus casas, y que este hecho está bastante perdido en el debate”.
En el caso de la personas de la diversidad sexual, Morales apuesta por medidas que trabajen contra el estigma social y ofrezcan soluciones ante las formas de violencia recrudecidas en las casas, los espacios de trabajo y en los espacios públicos. Estas políticas de respuesta deben tomar en cuenta las distintas dimensiones de la exclusión y la desigualdad, tanto por lo que respecta al género como a la diversidad, e incluir respuestas que vayan desde el apoyo material hasta el acompañamiento psico-social.
Nuevos horizontes para la inclusión social
Para el Subsecretario Morales “esta crisis representa una toma de consciencia y nos obliga a repensar cómo llevar a cabo nuestro trabajo en el ámbito de la atención social”. Sin embargo, estos cambios no sólo van a suceder en el ámbito del trabajo que llevan a cabo gobiernos locales como el de la Ciudad de México, sino que también van a llevar a replantear la “normalidad” anterior ―que es, por ejemplo y para muchas, “la precariedad en el empleo y la desigualdad” ―. A pesar de que toda la población sufre durante el confinamiento, quien más lo hace son los colectivos más vulnerables, y este momento histórico debe servir también “para plantear vías duraderas y transformadoras para su inclusión social”. Morales también insiste en redoblar el compromiso con los derechos humanos en este contexto; un enfoque que “cruza todos estos temas y todo el mundo les conoce, aunque no se sepa siempre cómo trabajarlos”.
Si la crisis del COVID-19 pone a prueba las capacidades de los gobiernos locales, también demuestra que “el resurgir de la ciudad, la ciudad democrática y de derechos, está al alcance de nuestra mano”. La Ciudad de México cuenta con reservas de despensas y ayuda humanitaria suficientes para salir en los peores momentos, lo que muestra que la institución “está preparada para lo que venga y proteger su población”.
Apoyando esta labor y viceversa están las iniciativas ciudadanas, que canalizan de forma igualmente importante el apoyo a los colectivos más vulnerables durante la crisis; “la emergencia muestra algunos aspectos negativos de cómo somos, pero también muestra nuestra voluntad de empatía, solidaridad y cuidado”.