A raíz de la iniciativa europea "La paz puede ganar la guerra" - que pide un alto el fuego en Ucrania y en todo el mundo-, la ciudad de Padua impulsó una reflexión colectiva con sus habitantes sobre la paz.
Padua lleva décadas comprometida con la paz, la no violencia y los derechos humanos, gracias a su tejido social muy activo; y a las iniciativas de varias organizaciones de la sociedad civil y del Centro Universitario de Derechos Humanos, que cuentan con el apoyo del ayuntamiento. La implicación del ayuntamiento en estas iniciativas de paz; así como la creación de un departamento municipal con un mandato político sobre paz y derechos humanos atestiguan la sensibilidad de la comunidad y el compromiso institucional de Padua en estas cuestiones.
En una reunión pública celebrada el pasado mes de abril, el ayuntamiento de Padua inició un diálogo entre instituciones, académicos, representantes de organizaciones sindicales, asociaciones de la sociedad civil, organizaciones religiosas y redes locales y nacionales comprometidas en la lucha contra la guerra titulado "Una paz imposible es la única paz posible".
La Sra. Francesca Benciolini - Teniente de Alcalde para la paz y los derechos humanos del ayuntamiento- inauguró el acto recordando la magnitud de los conflictos en todo el mundo y reiteró el papel clave de los gobiernos locales y regionales y de las asociaciones locales para el activismo y la cooperación en materia de derechos humanos y paz, más allá de los debates nacionales sobre el rearme y la creciente polarización política provocada por los conflictos, especialmente por la guerra en Ucrania. La Sra. Benciolini subrayó también la importancia de dar visibilidad a la acción de la comunidad local y la necesidad de incorporar las preguntas de los ciudadanos a una reflexión estructurada "como ciudad" sobre la guerra y la paz. Esta reflexión pretende escuchar e involucrar a los distintos actores de Padua en un diálogo para comprender la complejidad de las causas y los procesos sociales y políticos que conducen a la paz o a la guerra; así como esbozar herramientas comunes para construir un camino transformador hacia ciudades y territorios más pacíficos.
Durante el intercambio, algunos de los participantes destacaron que los conflictos en Yemen, Siria, Libia, Afganistán, Irak, Sudán del Sur, etc., han llevado a la idea de que la paz se está “deshaciendo” en todo el mundo, y que la "guerra" se ha convertido en la principal categoría utilizada para entender los acontecimientos mundiales. El papel de la diplomacia y el diálogo -a menudo promovidos por los gobiernos locales- quedó eclipsado por otras prioridades nacionales en materia de rearme y ayuda militar. En este sentido, algunos representantes de OSC afirmaron que la guerra siempre es una elección, y que ninguna guerra ha cesado nunca porque se enviaran armas. Por el contrario, a menudo las ciudades y la sociedad civil han sabido aunar esfuerzos para fomentar la proximidad con las poblaciones afectadas por los conflictos a través de la ayuda humanitaria y la cooperación descentralizada, buscando "lo que une y dejando de lado lo que divide", y promoviendo un modelo diferente de diplomacia de las ciudades que va más allá de la ausencia de guerra.
A menudo, de hecho, el suministro de ayuda humanitaria es responsabilidad del tercer sector, que opera en estrecha colaboración con las autoridades locales y regionales en el contexto italiano. En Bosnia, durante el conflicto de los Balcanes, la acción de la sociedad civil y de los gobiernos locales representó un poderoso ejemplo de solidaridad internacional y de "diplomacia de los pueblos" para ayudar a los civiles a través de la proximidad y el diálogo; así como movilizando fondos a nivel local, demostrando que "es más fácil fomentar la paz construyendo hospitales que enviando armas", como afirmó un representante de la ONG Emergency.
Los representantes de las organizaciones sindicales y del mundo académico recordaron que la guerra es una amenaza para los derechos sociales y civiles, y es el resultado de una cultura de la desigualdad y de una creciente “desresponsabilización” de la política, incapaz de gobernar procesos complejos mediante políticas sociales. Esta crisis del Estado del bienestar agrava la pobreza; y la guerra agrava las desigualdades. En este sentido, los gobiernos locales tienen un papel importante para recuperar una cultura de paz, igualdad y justicia social, fomentando la dignidad para todos y la democracia a través de una ciudadanía activa y de proximidad.
Los representantes de las redes locales y nacionales de consolidación de la paz también hicieron hincapié en que las ciudades no solo deben preocuparse por la administración de los bienes y activos de la ciudad, sino también por el cuidado y el bienestar de los ciudadanos, a través de una perspectiva holística. De hecho, la guerra también afecta al clima, la salud y la juventud: invertir en educación e implicar a las instituciones educativas locales en iniciativas de paz es, por tanto, clave para formar a una nueva generación de "constructores de paz" y para que comprendan que la paz -al igual que la guerra- es un proceso; que tiene que formar parte del discurso institucional y del sistema multilateral.
La reunión concluyó con un discurso de la Teniente de Alcaldde, que recordó que la paz es una elección consciente de los individuos y las comunidades. La paz y la dignidad necesitan educación, diálogo, aprendizaje entre iguales y cooperación. En este sentido, amplificar la voz de los gobiernos locales y regionales a nivel nacional e internacional es esencial para ampliar los esfuerzos conjuntos de los diferentes actores de Ciudades y Territorios de todo el mundo hacia la construcción de la paz.
Para más información sobre la iniciativa y el trabajo por la paz del Ayuntamiento de Padua, póngase en contacto con la Oficina de Derechos y Participación de Padua en el siguiente correo electrónico: [email protected]