Aubagne, municipio de 50.000 habitantes situado cerca de Marsella, lleva años trabajando con este enfoque. Desde 2008, el municipio ha implicado a la ciudadanía en la elección de proyectos municipales para atender mejor a sus necesidades. Como resultado de este diálogo, se han puesto en marcha varias iniciativas, como la creación de un espacio cultural para jóvenes, la construcción de viviendas de urgencia para las mujeres víctimas de violencia doméstica o la gratuidad de los transportes públicos. Precisamente, esta última política ha sido analizada en detalle en el Observatorio de Ciudades Inclusivas de la Comisión (ver aquí).
Además de Aubagne, muchas otras ciudades del mundo implican a la población en el diseño de sus políticas y en la priorización de los recursos, no sólo en Europa sino también en América Latina o en el continente africano. Ello ha contribuido a transformar radicalmente los mecanismos habituales de gestión municipal. Desde el primer presupuesto participativo de Porto Alegre, llevado a cabo en 1989, hoy 15.300 gobiernos locales de todo el mundo impulsan esta nueva práctica democrática dirigida a responder mejor a las necesidades de la población, especialmente las de los sectores más vulnerables.
Estas prácticas ponen de manifiesto que el ámbito local es un espacio privilegiado para la profundización democrática. Redes de ciudades el Foro de Autoridades Locales por la Inclusión Social y la Democracia Participativa (FAL), la Plataforma Mundial de Presupuestos Participativos o la propia Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos de CGLU ofrecen un espacio internacional para el intercambio de experiencias entre ciudades que trabajan para construir otro mundo posible, más inclusivo y democrático.